domingo, 21 de febrero de 2016

Los primeros dos meses de una madre primeriza

Emoción. Nervios, ¿cómo se cuida algo tan diminuto? Mira cómo abre los ojos, son los más bonitos del mundo. Cólicos...¿pasarán? No creo tener paciencia suficiente... Espera, míralo, me ha sonreído...felicidad absoluta y desconocida hasta ahora. No puede ser, qué sueño tengo...¿podré sobrevivir con tal falta de sueño? Yo creo que no. Echo de menos el sonido del despertador, el despertador, ese objeto ahora innecesario en esta casa... Uy, la ropa le queda chica, qué rápido crece, quiero exprimir cada segundo. Pasa demasiado rápido. Los cólicos continúan... Pero ¿qué hemos hecho? Nadie me avisó de que sería tan duro. Míralo, duerme en mi pecho, nos contagiamos calor, soy tan afortunada....menos mal que no me he perdido esto. ¿Cuándo fue la última vez que salí a la calle sin horario? No puedo más, quiero mi vida de vuelta...Pero no, míralo observar el movimiento del mundo, su curiosidad me da energía, mucha energía positiva. Qué pintas tengo, ¿me dejará ducharme? Se ha dormido, corre, dúchate, no pierdas ni un minuto. Ésto sí que es vivir deprisa, y no lo que conocía hasta ahora. ¡Cada minuto es extremadamente intenso! Para mal, pero sobretodo para bien. Lo llego a saber y no le compro ésto, no sirve para nada, pero necesito comprar ésto otro...Tantas cosas que no sabía. No se duerme...este niño no se duerme, sólo quiere explorar su nuevo mundo, agota mi paciencia, no soy buena madre. Espera, se ha dormido, una siesta larga... ya lo echo de menos, estoy deseando que despierte. ¿Cómo puede ser tan guapo? Hoy no tengo fuerzas para entender su llanto... Desesperación. Se ha calmado, me ha visto, me ha sonreído. ¡Me reconoce! Ilusión, emoción. ¿Y si lo estamos haciendo mal? ¿Y si nos equivocamos? Inseguridad, la mayor inseguridad que he experimentado en mi vida. Ansiedad, muero de sueño y no puedo dormir. Tranquila, respira y míralo, qué sano está, cómo come, cómo crece...tal vez debería hacerlo de otra manera, pero él me sonríe, creo que me perdona. No, no quiero bajarme de esta montaña rusa. Lo sé, mañana volveré a preguntarme si ésto es para mí, si seré capaz de entenderlo y cuidarlo, si podré sobrevivir sin apenas dormir, pero, por favor, que ésto no pase nunca.