martes, 30 de abril de 2013

La magia de los bosques

La diversidad de formas de vida y procesos que ocurren en un bosque a lo largo de un año son mágicos.
Y este vídeo os lo mostrará.


a Forest Year from motionkicker on Vimeo.

lunes, 22 de abril de 2013

The other inconvenient truth

En el Día de la Tierra no puedo dejar de dedicarle una entrada al medio ambiente y los problemas a los que nos enfrentamos si queremos protegerlo.

Los que alguna vez han hablado conmigo de cambio climático y protección del medio ambiente en general sabrán que lo que más me preocupa no es el famoso CO2, ni el protocolo de Kioto (con el cual soy bastante excéptica y crítica). Lo que pienso que es el verdadero problema al que nos enfrentamos si queremos ser sostenibles es el cambio de uso de suelo (de bosque a agricultura o a plantaciones de bioenergía, de humedal a bosque, de matorral a pastizal...) y el uso del agua. Me preocupa especialmente la deslocalización de los efectos de estos cambios de uso de la tierra: el hecho de que en Bélgica (por poner un ejemplo) queramos comer carne frecuentemente puede estar convirtiendo un campo de un país lejano en un cultivo que sirva para alimentar los animales que después nos comeremos. Y nosotros sin saberlo y sin entender las consecuencias. Me alarma lo poco que la población sabe o se preocupa de los impactos del uso del agua y el cambio de uso de suelo. 

Para informaros un poquito más, este vídeo que colgó Ecoherencia en facebook es perfecto. Desafortunadamente está en inglés...así que, ¡a practicar vuestras habilidades idiomáticas!

martes, 16 de abril de 2013

Porque todo puede cambiar en un día: El dios de las pequeñas cosas

Acabo de terminar una novela que debería haberme leído hace mucho tiempo, cuando me la recomendaron por primera vez. Ya que, durante todo este tiempo, mis expectativas han ido creciendo hasta encontrarme leyendo el libro y esperando más, mucho más. La sensación que me deja es agridulce (puede que el triste argumento tenga algo que ver), pero he de ser objetiva y decir que en términos generales, entiendo el porqué de las críticas positivas hacia El dios de las pequeñas cosas, de la escritora india Arundhati Roy.

Para empezar con lo positivo, durante dos semanas me he encontrado de paseo por el sur de la India. Es tan rica la descripción que Arundhati nos hace de sus paisajes, de la grandeza natural de la India, de sus gentes, sus colores y olores, tan vívida, que puedes recrear la sensación sofocante de calor, o el color de las especias. Incluso he llegado a oler los aceites en las pieles de las personas. He visto el río bajar, marrón, cargadito de sedimentos y he oído el zumbido de insectos a la hora de la siesta. Me ha enseñado lo bueno y lo malo, la cara y la cruz.  El lenguaje usado por la autora es distinto, original, nos pasea por los distintos escenarios de mano de dos hermanos gemelos de 8 años, y tal vez sea el lenguaje infantil utilizado el que me ha conseguido transmitir tantas sensaciones de forma tan clara y primaria. Un gran acierto.

Si seguimos comentando aspectos positivos, haría mención ahora a la temática social. Las diferencias sociales son expuestas sin tapujo alguno, el sistema de castas explicado al detalle y toda la historia del libro gira en torno a ésta: a la difícil convención social que establece a quién debe quererse, y cómo, y cuánto. Una crítica social muy intensa, que seguro también generó muchos detractores del libro.

Pero, ¿qué es lo que no me ha gustado? En general, en algunos momentos he llegado a cansarme de la retórica del lenguaje, que, como ya he comentado, me resultó muy efectivo a la hora de recrear los escenarios y personalidades, pero que ha llegado a resultarme repetitivo, o incluso empalagoso, como las conservas de "Encurtidos y Conservas Paraíso" que la familia de Ayemenem fabricaban. 

Y por último, el final del libro. Me dejó a medias, sentí que aún quedaban cosas por contar, y más después del nivel de detalle usado para algunas otras descripciones y hechos. En definitiva,  me ha faltado final. Y el final me vino de sopetón. Un drama al que no se le ha dado la suficiente importancia. He disfrutado mucho más el camino o el proceso, que el final.

En realidad, apartando mis pequeños comentarios negativos (y muy subjetivos), el libro merece la pena. Es un libro de lectura lenta, un libro que se abre y ya solo queda sentarse, mirar por la ventanilla y disfrutar del viaje a través de la India.