sábado, 29 de diciembre de 2012

Algunas diferencias entre un invierno en Bélgica y un invierno en Andalucía

- Las estrellas
- El brasero bajo las enaguas de la mesa camilla.
- Las gafas de sol
- La necesidad de gritar para poder escucharte en un bar.
- El azul del cielo.
- La parada para el cafelito a las 12 del mediodía.
- El ruido de petardos.
- La compra de uvas al por mayor cuando se acerca fin de año.
...

...Y tantas otras cosas más, que me hacen sentir como en casa, pequeños placeres que son más apreciables cuando vienes del norte. 

¡Feliz 2013 a todos!



domingo, 9 de diciembre de 2012

Pequeños gestos que alegran la vida

Hace tiempo que ando baja de inspiración. Tengo ganas de escribir, pero no consigo ninguna historia suficientemente interesante para compartirla con vosotros. Hoy he llegado a este vídeo y me ha arrancado una sonrisa. Creo que es una buena manera de romper el hielo de este invierno bloguero y ayudaros a llenar de buenas intenciones y optimismo el comienzo de la semana.

Give a little love


Y ya de paso...¡feliz navidad a tod@s!

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Acantilados de Howth...¿o los motivos de la huelga?

He comenzado a escribir esta entrada en plena mañana del día de la huelga general 14-N...Se me ocurre que tal vez debería escribir algo sobre la huelga y de repente me doy cuenta de que de lo que os iba a hablar hoy puede fácilmente relacionarse con los motivos de esta huelga general. Ayer terminé de leer Los acantilados de Howth, primera novela publicada de David Pérez Vega. Encontré reseñas de este libro navegando por internet y todo indicaba que la lectura podía recordarme experiencias vividas por mí misma: un joven madrileño que al terminar la carrera decide irse a Irlanda a probar suerte y aprender inglés, ya sentaría la cabeza cuando volviese a España...

La novela trata de los jóvenes de hoy en día, de la facilidad que tenemos para decidir emigrar al extranjero a vivir una aventura, a aprender idiomas, a vivir una realidad ficticia. De cómo de dura puede ser la vuelta a España (en el caso del personaje del libro, a Madrid) cuando te das cuenta de que las aventuras en el extranjero fueron solo un espejismo, que la vida real va de hipotecas, largas jornadas de trabajo y viejos lugares archiconocidos. 

Hasta aquí todo bien, a medida que el autor va describiendo estados de ánimo durante su vida en Irlanda y a su vuelta a su ciudad natal puedo reconocer muchísimos de ellos, experimentados durante mis estancias fuera. Sin embargo, hay algo que no cuadra, pequeños detalles que hacen la diferencia entre estas experiencias y la mía: la historia de este joven aventurero transcurre entre 2005 y 2007.

El libro describe la experiencia de un joven que decide marcharse por voluntad propia, principalmente debido a sus ganas de aventura. Siguen habiendo muchos que elijen destino en el extranjero por la experiencia vital, por supuesto, pero a este grupo se le están anexando muchísimas personas que se marchan, con más o menos ganas, buscando algo que en España no encuentran, algo fundamental. Buscando condiciones que Ricardo, el protagonista de Acantilados de Howth, encontró nada más llegar a Madrid: trabajo y casa en propiedad. Sufrió otro tipo de penurias, la readaptación no es fácil y el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue nunca te abandona, pero entonces, allá por el 2005, la decisión de volver a España no conllevaba las preguntas hoy día tan trilladas de: "¿Conseguiré trabajo?", "¿Lograré independizarme algún día?". De lo de comprarse una casa, mejor ni hablemos.

El capítulo final del libro comienza: "Hemos vendido la casa. Ha sido rápido, y en el poco tiempo transcurrido desde que la compramos se ha revalorizado un cincuenta por ciento. Este país se está volviendo loco." El personaje acaba de cumplir 30 años. Y sí, éste es un libro de ficción, pero todos sabemos que en el 2007, hace 5 años, el país funcionaba así. No sé a vosotros, a mí me ha dado que pensar...

En fin, no quería dramatizar, pero es que lo que estamos viviendo es un drama, lo queramos ver o no. No me referiré al poder adquisitivo, al no poder comprar un coche nuevo con un sueldo medio de un ingeniero español o no poder viajar todo lo que a los jóvenes nos gustaría, no hablo de lujos. Me refiero al derecho a la vivienda, al derecho a vivir independientes, que atribuyo a los jóvenes veinte- o treintañeros (¿estaré demasiado loca?).

Me fui por las ramas: cuando terminé el libro pensé en hacer una pequeña reseña en el blog, y la influencia de la huelga me ha llevado por otros derroteros. Sea como sea, Acantilados de Howth es una lectura muy recomendable, fresca y actual. Especialmente para personas que, como yo, han vivido la dicotomía experimentada al vivir en el extranjero: la alegría y melancolía, la emoción y la añoranza, las ganas de conocer más con la sensación de pérdida de lo conocido. Un libro que refleja los sentimientos de un joven que debe adaptarse a la realidad que dejó en España tras volver de su aventura irlandesa. Fue duro. Consiguió trabajo y casa, pero fue duro. Yo prefiero no tener que adelantar el futuro que nos espera a los que salimos y aun no vemos la fecha en que podamos volver...






jueves, 11 de octubre de 2012

París: la cara y la cruz

Nunca se imaginó que al entrar en aquel edificio, se quedaría sin aliento. Acababa de salir de la boca del metro: caras tristes, olores rancios y prisas que empujaban la habían rodeado durante media hora. Carteles mal colocados le habían procurado quince minutos extra de viaje subterráneo. En general, no se podía decir que la gente fuese precisamente amable: cada uno parecía tan ocupado en su propios problemas y urgencias, que había preferido buscar el camino por su cuenta. Cuando por fin empezó a subir escalones, una claridad que se hizo azul le indicó que por fin salía a flote. Lo primero, gente, mucha gente, morena, rubia, alta, baja, en tacones caros y en gastadas zapatillas. Personas andando por doquier. Tanta distracción le producía un efecto contradictorio, por un lado, excitación (sí, no había duda, estaba en el centro de París) y por otro estrés. Aspiró la brisa del Sena y enfiló hacia su objetivo. Y más gente la estaba esperando. Bueno, no exactamente a ella. Decenas de personas esperaban (¿pacientemente?) una cola que avanzaba muy lentamente. Porque, claro, estaba en París y ella no era la única que había escuchado hablar de sus espectaculares monumentos. Chinos, americanos, italianos, franceses...se amontonaban con pesadas guías y estridentes gorras que les protegían del sol. Minutos eternos de espera la hacían dudar de porqué París es conocido en el mundo entero, porqué tanta expectación. Cómo era posible que millones de personas se volvieran tan locas como para esperar horas por voluntad propia para después pagar una cantidad exagerada para entrar a cada lugar o tomar un simple café. No, no le encontraba sentido.

Sin embargo, ahora, dentro de uno de los cientos de edificios históricos de la ciudad, las milenarias piedras le recordaban la magnificencia de la culturas de París. El tamaño de todo, de los pilares, de las puertas, de las lámparas o de los detalles decorativos, era el doble que en las ciudades a la que ella estaba acostumbrada. Algo la hizo suspirar con gusto: todas las malas caras, la suciedad, la espera y el estrés habían merecido la pena. Se había olvidado la cámara de fotos en casa y en ese preciso instante sintió una urgente necesidad de fotografiar lo que la rodeaba. Está bien, era una turista más disfrutando de algo único. No era inmune a los tópicos parisinos: sus puentes, sus anchas avenidas, las vidrieras de sus edificios, sus cafés de toldos rojos y sillas estrechas conformaban un conjunto único, ruidoso, caro, sucio a veces, pero romántico.

París es una ciudad incómoda, sus precios, su transporte público y su masificación puede hacerte desear salir de la ciudad enseguida. Pero sus encantos sobrepasan todas las dificultades. Es la cara y la cruz de París, una ciudad que no es tan perfecta. A ella nunca le habían gustado las cosas o personas que se proclaman perfectas. París la conquistó.

Decidió que nunca podría vivir allí con una visión a largo plazo, pero deseó con todas sus fuerzas poder tener la oportunidad de volver.



sábado, 15 de septiembre de 2012

“Es mucho mejor vender un árbol 1.000 veces que solo una”


Ésta es una de las tantas frases que podría haber extraído del último libro que he leído y que me ha entusiasmado. No es la más impactante ni inspiradora, pero forma parte del fragmento del libro más relacionado con mi trabajo: el que versa sobre cambio climático y la conservación de la biodiversidad. Pero vayamos por partes...

"El ladrón de cerebros" es un libro de divulgación científica escrito por Pere Estupinyà (creo que a partir de ahora se convertirá en uno de mis ídolos). Es un libro de ciencia para científicos y no científicos. Lo definiría como un suculento libro de divulgación, que aúna investigación, cultura y curiosidad. Un libro que traduce aburridas ANOVAS, meta-análisis o diseños experimentales a simples y justificados cómos, porqués y para qué. El autor extrae valiosísimas reflexiones de personas que se pasan el día entre probetas, modelos informáticos o recolectando muestras y las lleva directamente a tu día a día, para explicar mejor tus relaciones sociales y de pareja, porqué tienes resaca los sábados por la mañana o qué ocurre en tu cabeza cuando tomas decisiones. Todo en un tono tan cercano, que para cuando te acerques al final del libro, sentirás que el autor es un viejo amigo con el que te has paseado por los mejores institutos de investigación de Estados Unidos.

La ciencia es progreso para todos y deja de tener parte de su sentido si no puede ser disfrutada por todos los sectores de la sociedad. La investigación bien explicada puede gustar a cualquiera: estoy segura de que cada persona, ya sea secretaria, carnicero o economista, por poner ejemplos, encontrará en al menos un capítulo del libro un tema que realmente pique su curiosidad y por el que no le importaría comenzar a hacer ciencia. Especialmente si tenemos en cuenta que las temáticas abordadas van desde la investigación en neurociencia y biología hasta genética o incluso sociología.

Un libro que ha levantado mi ánimo en cada tarde que llegaba de la oficina preguntándome si realmente pasar ocho horas haciendo gráficos servía para algo. En esos momentos, volvía a casa y ahí estaba Pere Estupinyà para ayudarme a visualizar la imagen global, para recordarme la relación entre la ciencia básica y la aplicada y para picar mi curiosidad. Su forma de investigación periodística me ha recordado que no hay que tener miedo a aprender y preguntar, al contrario, las preguntas sin respuesta abren las puertas a interesantes reflexiones. 

Por cierto, Pere, del pronóstico final del libro de qué habrá ocurrido y qué no antes del 2030, ya has acertado una: el bosón de Higgs ha sido confirmado experimentalmente y estamos muy cerca de alcanzar otras muchas hazañas. Y aun nos quedan 28 años. Tienes razón, el ritmo al que avanza la ciencia es imposible de abarcar y la manera en que nuestro desconocimiento crece cuanto mas avanza la ciencia es desconcertante. 

Termino como he empezado: se me ocurren mil y un fragmentos del libro que compartir con vosotros, pero los más interesantes los dejo en su sitio, para que los descubráis por vosotros mismos. Por mi parte, cierro con la frase que da título a la entrada: “Es mucho mejor vender un árbol 1.000 veces que solo una”. Pues eso, que deja más ingresos por hectárea el turismo naturalista de una reserva ecológica de Costa Rica que la deforestación para plantar café (comprobado científicamente).


jueves, 23 de agosto de 2012

Estupideces provocadas por la presion de la crisis I

Ayer fui al hospital a visitar a un compañero con tuberculosis. El hospital era belga y el paciente indio. Por suerte, se dieron dos condiciones fundamentales para que pudiera recibir una buena atención: tiene todos sus papeles en regla y no se encontraba en España. 

El caso de ayer me hizo pensar...¿Que ocurriría con un inmigrante ilegal que llegase a un hospital español con fiebre e inapetencia, que fuera indio, pero que nadie quisiera atender porque no contribuye a la seguridad social? Pues pasaría que lo mandarían a casa. Pero por ignorarlo de esa manera, el inmigrante no dejará de estar en nuestra sociedad, no regresará a su país, se quedará en nuestras calles, bares, tiendas, empeorando, poniendo en riesgo su vida y (aquí va el argumento para aquellos que toman estas medidas y, por tanto, carecen de una gran dosis de empatía) también poniendo en riesgo las nuestras. Ayer tuve que entrar con mascarilla a la habitación de mi amigo, como prevención de posibles contagios.

Por supuesto, no estoy en contra de negar la sanidad a los inmigrantes en  España solo por el riesgo que ello supone para nosotros mismos. He empezado con tal argumento para presentar el problema con agresividad y para exponer lo que le diría a cualquier defensor de estas "curiosas" medidas de ahorro en tiempos de crisis, que solo parecen atender a argumentos enfocados a un aumento del bienestar individual.

Sé que la sanidad es cara y que en España hay que dejar de derrochar. Pero con la salud no se juega. La salud no entiende de razas, religiones, sexos o carnets de identidad. Me alegro enormemente de la campaña que Médicos del Mundo ha lanzado en contra de negar la asistencia sanitaria a los sin papeles. Me alegra recordar que siempre queda gente que da prioridad a la ética y moral  sobre los estragos económicos. Sin embargo, éstos siguen siendo grupos aislados de presión que reaccionan a los distintos recortes sociales que el gobierno está llevando a cabo; grupos que, como yo, no soportan las estupideces de políticos que parecen no razonar bajo los efectos de la presión en tiempos de crisis.

Sueño con el momento en el que en España se revierta esta situación que parece ir cada vez a peor: ¿cuándo empezaremos a recordar que somos una sociedad, que no se funciona bien si el conjunto de grupos sociales no funciona bien? Maximizando el bienestar individual no se llega a ninguna parte. Adelante: reservaos a los médicos para que os traten solo a vosotros, pero cuidaos bien cuando salgáis a la calle: pueden haber muchos virus y bacterias acechándoos en cualquier esquina.

jueves, 19 de julio de 2012

Si...

Esta entrada se la debo a mi abuelo, que en una tarde cualquiera de un jueves cualquiera me dio un texto que me reconforta, no importa cuántas veces lo lea. 

If

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you;
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too:
If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don't deal in lies,
Or being hated don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise;

If you can dream---and not make dreams your master;
If you can think---and not make thoughts your aim,
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same:.
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build'em up with worn-out tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings,
And never breathe a word about your loss:
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with Kings---nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much:
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And---which is more---you'll be a Man, my son! 



By Rudyard Kipling



martes, 10 de julio de 2012

El bosón de Higgs no se ha descubierto en un día

El miércoles pasado fue un día grande para la ciencia: los investigadores del CERN pudieron anunciar el descubrimiento de la existencia del bosón de Higgs. La noticia saltó a los medios de comunicación y todos quedamos maravillados con la grandeza del descubrimiento: se ha podido validar la teoría del bosón de Higgs. Ahora conocemos la existencia de un campo responsable de la masa de las partículas, algo que llena el universo y permite la creación de la materia. Un descubrimiento que abre puertas a más avances tecnológicos, que nos va acercando un poquito más a conocer de qué está hecho el universo.

Cuando leía la noticia, me embargaba la emoción, no sólo por el descubrimiento, que ya de por si es grandioso  (y no es que yo sea una forofa de la física cuántica), sino por la certeza de que el bosón de Higgs no se descubrió en un día. A nosotros nos llega la noticia cuando ya se puede hacer pública, tras horas y horas, días y días, meses y meses de ensayo y error, de experimentos, de gráficos que no dicen nada, de análisis estadísticos no válidos. Será deformación profesional, pero al leer la noticia me imaginaba la emoción de todos los investigadores, y digo todos (jefes, profesores, postdocs, estudiantes de doctorado, colaboradores externos...) que, tras años de paciencia e incertidumbre, de perseguir algo que teóricamente estaba ahí, pero que se negaba a aparecer ante sus ojos, por fin encontraron la minúscula porción de energía que buscaban. Es fascinante.

Por eso, querría felicitar a todas esas personas que se han levantado cada día persiguiendo al bosón de Higgs, explorando los millones de datos producidos por el acelerador de partículas, y se han acostado sin haber encontrado nada, pero que por fin, tras años de investigación, pueden brindar y celebrar que lo consiguieron, y que ellos estuvieron involucrados.


Amigos, el bosón de Higgs me ha recordado que la ciencia es una asunto a largo plazo, donde nada es seguro y la incertidumbre es el compañero fiel, pero que el desenlace puede emocionarte.

Os dejo un video explicativo, realizado antes del descubrimiento, que ilustra muy bien qué es el bosón de Higgs, cómo se estudia y qué hace falta para detectarlo.


http://vimeo.com/41038445

sábado, 30 de junio de 2012

Opiniones de una española en Bélgica

Llevo viviendo quince meses en Bélgica y aún no me he dignado a escribir sobre el país, su cultura y cómo mi vida ha cambiado aquí. Demasiadas reflexiones que escribir, demasiado que contar...Hoy empiezo resumiendo mis opiniones en dieciséis claves, mitad positivas y mitad negativas. Os dejo un trocito de mi experiencia belga:

Me gusta:

1.- El jazz y la música alternativa por doquier.
2.-Las bolsas traseras de las bicis con la compra del supermercado.
3.-Las verduras y huertos ecológicas en jardines urbanos.
4.- Beberme una La Chouffe en un bar belga con música en directo.
5.- El queso con mostaza.
6.- El plurilingüismo belga.
7.- El estilo de las belgas y sus falditas volando al viento.
8.- Los festivales culturales de verano.

No me gusta:

1.- El tráfico y la descoordinación de los semáforos de Amberes.
2.- Las nubes que veo todas las mañanas.
3.- El hermetismo belga cuando de la vida personal se trata.
4.- La falta de espontaneidad.
5.- Las obras a la vuelta de cada esquina.
6.- El almuerzo a las doce del mediodía.
7.- La altura media de los y las belgas.
8.- No ver montañas, ni respirar aire puro.




miércoles, 30 de mayo de 2012

De la resignación a la indignación

Me he resistido a escribir sobre el tema. Aún cuando al inicio del movimiento 15-M me sentí completamente identificada con las ideas que lo promovieron, algo me frenaba a comentar en este blog mis pensamientos acerca de los indignados y la indignación española en general.

Ahora me doy cuenta de por qué he tardado más de un año en crear esta entrada: la resignación que sentía era mas fuerte que la indignación. Esa resignación es una de las causas generalizadas del estallido del movimiento 15-M, pero también puede ser una consecuencia para los más escépticos: el 15-M comenzó como algo nuevo, puro y sin banderas políticas, pero pronto empezaron a detectarse opiniones radicales dentro del grupo que separaron a los que lo apoyaban precisamente por eso, por no ser político. Entonces la resignación hacia el sistema politico, electoral y financiero del país, dio paso a una resignacion hacia la sociedad por no ser capaces de separarnos completamente de cualquier influencia y no permitir que las reflexiones individuales e independientes de los miembros del grupo dieran paso a ideas novedosas.

Debo reconocerlo: me refugié en mi nueva vida en un país extranjero, intentando solidarizarme con mis compatriotas y la situacion que viven desde la distancia, pero no confié lo suficiente en las personas apoyando el movimiento. Será que nunca me han gustado las masas...

Acabo de volver de una visita corta a España en la que he podido apreciar una desesperación que hace cinco meses no detecté. También leo el periódico a diario (tal vez, más frecuentemente de lo que debería). Y lo que siento ahora, ahora sí, es indignación pura y dura. Eso, unido al descubrimiento del blog de Alberto Sicilia, Principia Marsupia, que no podría expresar de forma más elocuente los puntos que yo he tratado de manera tangencial y con los que estoy totalmente de acuerdo (el problema de la crisis en España, la preocupacion acerca de la generación perdida y especialmente, hacia la perdida de potencial investigador español), hace que hoy quiera declarar que he despertado de mi resignación para sentirme indignada y asustada.

Veo dos discursos cada vez más diferenciados: el de las cifras multimillonarias que los bancos y políticos manejan, y el de los sueldos mileuristas de todas las personas más cercanas a mí y formadas que conozco. Sé que no entiendo de política ni economía, por lo que no puedo analizar la situacion en términos económicos, pero me estoy cansando del argumento aquel de "es que no entiendes de economia, la situacion es muy compleja". Sí, es tan compleja que me da la sensación de que ni los propios políticos la entienden. 

Hoy quiero decir que cada vez me siento más cerca de los indignados. Me indigna la falta de ética en los discursos políticos y económicos. Me indigna la brecha cada vez más grande abierta entre las necesidades de la sociedad y las decisiones tomadas por las minorías en el poder. Pero, sin duda alguna, lo que más me indigna, y a la vez me asusta, es que esa falta de moral sea aceptada de forma general en la sociedad española. Tal vez sea causada por la resignación de la que yo acabo de despertar: resignación al sentir que las personas de a pie no tienen opción a cambiar nada de lo que ocurre en su país, ni siquiera ejerciendo el derecho a voto. Ahora me gustaría llamar a todas las personas resignadas como yo, a que confíen en el poder de las mentes pensantes de España, de todas aquellas personas trabajadoras y formadas que luchan por mantenerse al margen de los chanchullos, mentiras y ley del mínimo esfuerzo. Porque existen sí, quizás no es fácil encontrarlos dirigiendo un banco o de diputado (¿¿¿por qué???), pero muchos aún permanecen en España, aportando su granito de arena a la sociedad española. Hoy confío más que nunca en ellos.





lunes, 14 de mayo de 2012

Cuatro minutos

Hoy no hablaré de investigación. Sólo quiero compartir con vosotros la escena de la película Up que se me ha venido hoy a la cabeza. Tal vez porque cuando la vi por primera vez en el cine me pilló completamente por sorpresa y me conmovió, de modo que quedó archivada en mi memoria como una de mis escenas favoritas. 

Bastan cuatro minutos y sobran palabras para contar una historia de amor de verdad. No todo es color de rosa (ni siquiera en una película de niños), y aun así se puede ser muy feliz.





domingo, 15 de abril de 2012

La dificultad del punto medio

En mi opinión, los retos se encuentran en los puntos medios, en las intercepciones, en los solapes, la unión...hay muchas maneras de describirlo. No paro de observar cómo existe una inercia que nos mueve hacia los extremos. Y esto ocurre en distintos ámbitos: podría estar hablando de política, de moda, o de cualquier otro tema, pero hoy me centraré en la ciencia.

A veces el "centro", el punto medio, está visto como aburrido y monótono. Es más interesante estar metido en el meollo de una cuestión, esto es, en el tema puntero. Sin embargo, no todo es blanco o negro, se dice, también hay gris. Pero el gris se rechaza. Es menos intenso, menos excitante, es algo, pero nada a la vez. Y sin embargo, yo encuentro en los "puntos medios" los mejores retos escondidos.

En los límites entre disciplinas es donde surgen los desafíos, las dificultades más ocultas, pero más complejas. Es el caso del tema que abordo: desde las primeras lecciones de ciencia que recibimos, siempre hemos diferenciado el mundo acuático del terrestre, de forma que a la hora de elegir especialidad, casi sin darnos cuenta, estamos eligiendo y definiendo claras barreras del terreno de la ecología en el que nos movemos. Y es cuando alguien penetra en la interfaz entre ambos mundos cuando se descubre el abismo que se ha creado a base de separatismos involuntarios. Los científicos del mundo acuático están interesados en ciertos factores, describen parámetros expresados en ciertas unidades de medida mientras que al otro lado de la barrera, los ecólogos terrestres se centran en distintos factores ambientales y expresan concentraciones, flujos y cantidades con distintas unidades.  Pero, ¿cuál es la barrera entre ambos mundos? El agua del suelo. Cuando empecé a estudiarla no sabia lo interesante que podría resultar. En el agua del suelo comienza un intercambio de componentes que llegarán al agua subterránea, a los ríos y de ahí, al mar. Pero todo está relacionado: aunque siempre se haya estudiado de forma distinta el ciclo del carbono en el océano que en los bosques (tal vez de forma involuntaria), es el mismo carbono en un lado y en otro. En distintas formas sí, pero claramente vinculado. Sólo hay que aprender a unir ambos lados. Aunque no es fácil, ya que para ello hay que empezar por limar diferencias técnicas, diferencias que se alargan cuanto más tiempo pasa uno encerrado en su estudio sin recordar la importancia de las aportaciones interdisciplinares.



El futuro está en los puntos medios, es decir, en abrir barreras y en unir campos de investigacion. Sólo asi podremos encontrarle más sentido a los procesos ecológicos. Mi objetivo con esta entrada es, al fin y al cabo, corroborar la necesidad de aquéllo para lo que estoy estudiando: caminar hacia el estudio de boundless cycles.



domingo, 8 de abril de 2012

Investigación

------------------------Nobody said it was easy-----------------------------

Dedicarse a investigar es aceptar una continua relación amor-odio. Embarcarse en  la aventura de un doctorado es entrar en el terreno de las continuas preguntas sin respuestas o, aun más, de las preguntas por formular. Hay diferentes tipos de doctorados, cada uno con sus suertes y desgracias, pero, en general, aceptar una carrera investigadora conlleva una gran dosis de tres ingredientes principales: paciencia, automotivación y autocrítica.

Paciencia:  Lo que nos llama la atención a aquellos locos que con muchísima ilusión dijimos: "¡Yo quiero investigar!", es el continuo aprendizaje, la continua formulación de preguntas a las que responder. Lo que no se piensa en ese momento es el largo proceso que hay que seguir para llegar a las primeras respuestas, o la frustración de cuando las respuestas a tus cuestiones particulares no llegan...o cuando te quedas sin preguntas. El trabajo de un investigador está centrado muchas veces en los más pequeños detalles. La pregunta inicialmente formulada seguramente haya sido planteada de forma global, mostrando un reto interesante y motivador por el que esforzarse y luchar. Sin embargo, la mayor parte de las horas se pasarán haciendo un trabajo muy focalizado y puede que la imagen global se vaya perdiendo entre problemas ínfimos y que nada tienen que ver con la gran pregunta. Es por eso que hay que tener paciencia. Paciencia para mantenerse trabajando por largos periodos de tiempo,confiando en que los pequeños problemas a los que diariamente se enfrenta un investigador realmente son la base para llegar al resultado tan buscado. Y por supuesto, paciencia para mantenerse motivado, aun cuando durante el trayecto se ha dejado de ver la cima que se quiere alcanzar. Recordar que aunque no se vea, sigue ahí.

Automotivación:  En un proyecto de doctorado nadie puede hacer el trabajo por el investigador en caso de apuros. Siempre habrá gente alrededor que ayudarán dando herramientas y enseñando a usarlas, siendo esta ayuda mayor o menor dependiendo de la suerte de cada uno. Pero la solución final está siempre en manos del doctorando. Y ahí es donde surgen los conocidos cambios de humor de un investigador: si se encuentra la solución a un problema y se llega a un interesante resultado gracias al trabajo de uno mismo, puede ser muy gratificante. Sin embargo, el panorama se presenta desolador cuando uno se encuentra perdido ante su propio proyecto, sus propias preguntas. En estos momentos bajos es cuando la motivación debe venir de dentro, no se puede esperar que nadie te solucione el problema, tan sólo mantener la certeza de que si se quiere, se puede y de que siempre hay tiempo para recapitular y comenzar de nuevo.

Autocrítica: ¿Cómo se vuelve sobre los pasos de uno mismo para volver a avanzar? Analizando los errores que se han cometido. Para ello es necesaria una buena dosis de autocrítica y aprender a aceptar los errores que se cometen, sabiendo que no por errar se deja de ser buen investigador. De hecho, estoy muy segura de que muchas soluciones habrán surgido a partir de un fallo. Pero la autocrítica es un arma de doble filo, que debe ser puesta a raya para no caer en un desánimo paralizador: reflexionar sobre lo que se ha hecho con mirada crítica está bien, tirar por tierra el trabajo hecho por un exceso de crítica y negatividad puede frenar la investigación.

Para terminar esta desoladora reflexión acerca de la investigación (adivinad en qué momento se encuentra la investigadora que habla...), no puedo olvidar nombrar otro punto clave.

Adicción: Este continuo tira y afloja, estar arriba y de repente muy abajo, para después volver a subir, crea adicción. Como cualquier buena relación amor-odio. Como cualquier trabajo o actividad realizada con pasión: puede acabar con tus energías, pero no sabes cómo parar.




sábado, 17 de marzo de 2012

Casualidades y sorpresas

No sé qué pasa. Hay días en los que los cinco sentidos están a flor de piel. Son esos momentos en los que a todo lo que ocurre se le da un significado porque, de una manera u otra, tocan alguna fibra sensible de manera especial. Son días como hoy en los que los pequeños detalles de la vida se convierten en la experiencia de vivir. Es exactamente igual que cuando en las películas se intensifica el sonido de una pluma al caer al suelo. Pequeñas casualidades y pequeñas sorpresas que pueden hacerme vibrar y con lo que a mí me gusta esta sensación de sentir, consiguen hacerme feliz. A lo que voy, acabo de volver de tres días de sol y vacaciones en Orleans, cansada, sensible sin saber la razón, y me encuentro con...

Primero, una casualidad (si es que las casualidades existen, porque a veces recurro a la teoría de que todo tiene un porqué). Yo, inculta de mí, no sabía que The Sound of Music era el nombre original de la película que tanto ví de pequeñita, Sonrisas y Lágrimas, claro, la última vez que la ví tenía alrededor de 10 años y se veía doblada al español. El pasado martes descubrí la conexión gracias a un libro que me estoy leyendo en inglés. Después, durante el viaje a Orleans, por una razón y por otra hemos hablado de la película en varias ocasiones y nunca saqué yo el tema. Y cuando vuelvo, me habían mandado este vídeo, curiosamente grabado en la estación de Amberes. Casualidades...

http://www.flixxy.com/antwerp-central-station-sound-of-music.htm

Tras sonreir gracias al buen rollo de este baile sorpresa en la que ahora es mi ciudad y deleitarme con el placer de estas curiosas coincidencias, me encuentro en el correo otra sorpresa, la nueva canción de Marlango, que me ha encantado y enganchado.

http://www.rtve.es/radio/20120315/marlango-estrena-videoclip-dame-razon-debut-oficial-castellano/507264.shtml

Y por último, abro uno de esos emails en cadena que nunca abro con un vídeo (otro) promocional de Córdoba. Lo he empezado a ver y ya no podía parar. Más sensaciones: morriña de mi tierra. Morriña que cuando aparece en el momento en que una está feliz se convierte en orgullo y satisfacción de provenir de esa ciudad. Tal vez sea igual que los muchos otros que se han hecho. Si es así, que alguien me avise, porque hoy todo me emociona.

http://www.youtube.com/watch?v=GyfGdpF55Uk

Y es que no sé de dónde viene tanta sensibilidad. Hay días en los que ninguna de estas tres sorpresas me hubiesen llamado la atención, pero hoy sí. Y me parece muy bonito el ver que poco a poco vuelvo a recuperar eso que tanto echaba en falta: mi infantil capacidad de sorprenderme y entusiasmarme.

Por supuesto, esta noche veremos Sonrisas y Lágrimas. Tal vez encuentre en la película algún mensaje importante, porque parece que me ha llamado.

Os deseo una feliz y sorprendente noche de sábado a todos.

lunes, 5 de marzo de 2012

Che Argentina, me robaste el corazón

Siguiendo la frase del vídeo que tanto me gusta ( "Vive en New York alguna vez, pero vete antes de endurecerte; vive en el norte de California alguna vez, pero vete antes de ablandarte), yo incluiría: "Vive en un país nórdico alguna vez, pero vete antes de que te insensibilices; vive en un país sureño alguna vez, pero múdate antes de que la desorganización te gane la partida".

Muchas veces he tenido esta eterna conversación acerca del imposible equilibrio organización-alegría en un país. Por norma general, los países más productivos, ricos y organizados son fríos y ofrecen poca cabida a la improvisación. En contraposición, los países cálidos están llenos de gente cálida y alegre, pero son más desorganizados y menos productivos. ¿Cómo unir lo mejor de ambos? Me temo que jamás será posible. A medida que un país se organiza, pierde parte de su capacidad de improvisación y espontaneidad. Será por eso que tanto me gusta viajar: una vez que se conocen ambas caras, resulta inevitable echar de menos alguna de ellas, ya sea la fría organización, ya sea la cálida alegría de vivir de un pueblo.

Argentina. Argentina me ha acogido como ningún país me ha acogido antes. Viajando por este país es imposible no sonreír, no charlar, no sentirse feliz. Los argentinos son amables y abiertos hasta el extremo. Que el país siempre se encuentra en crisis...no importa, ellos están "acostumbrados" a que no todo vaya tan bien y siguen su vida sin dramatismo. Se sorprenden de cómo los europeos nos escandalizamos ante la actual crisis: a ellos les encanta hablar de política, tal vez muestran nostalgia, pero sin derrotismo ni exageración. No sé cómo lo han conseguido, pero en este viaje tan corto, con estancias de no más de tres días en cada lugar, me ha dado pena marcharme de cada uno de los sitios visitados.  Es llegar a un nuevo destino y enseguida te hablan, te preguntan, te cuentan y te escuchan. Al día siguiente la recepcionista y los demás trabajadores del albergue, así como los que allí se alojan, parecen ser amigos de toda la vida a los que saludas con cariño. 

Sí, Argentina, como anuncia uno de sus carteles publicitarios, está llena de buena gente. Sin embargo, tras haber conocido parte de la grandeza de su naturaleza, me pregunto si no tendrá algo que ver esta inmensidad paisajística con su amable carácter. La Patagonia argentina es extensa y muy intensa, llena de grandes ríos, lagos, bosques cordilleras y hasta masas de hielo. Y es grande en todo, menos en población, lo que la hace más enorme aún. Nunca había paseado por montañas así sin rastro de personas por horas y horas. Nunca me había subido a un monte a observar un glaciar y no escuchar nada, sólo insectos, pájaros y viento.


En resumen, Argentina me ha devuelto la capacidad de sorprenderme, la relajación que Bélgica obliga a esconder en un rinconcito  cuando vives aquí por un tiempo prolongado. A lo largo de estas dos cortas semanas de viaje, he notado como Argentina me ablandaba poco a poco. Como las esperas de autobuses retrasados o camareros olvidadizos cada vez me molestaban menos. Sus gentes y sol me han transmitido alegría de vivir. 

Ahora vuelvo a Bélgica, cargada de energía. No caeré en la trampa de decir que mi filosofía ha cambiado tras este viaje: sé que Bélgica volverá a atraparme con su estrés y organización (a veces, bendita organización). Sin embargo, intentaré recordar y rescatar estas sensaciones. Y si no funciona, significará que pronto tendré que visitar mi casa. Al fin y al cabo, Argentina queda muy lejos, pero Andalucía y los andaluces pueden recordarme la alegría y desorganización tan añorada muchas veces.



lunes, 30 de enero de 2012

17 días

A 17 días de mi viaje a Argentina...

Mejor dicho, siempre he viajado como un loco, desde joven. Pero últimamente tenía la sensación de que vivía en aeropuertos y hoteles, y el sentido de la aventura estaba dando paso a un profundo hastío. Cuando me quejaba de que no podía quedarme mucho tiempo en el mismo sitio, la gente se extrañaba:"¡Pero si viajar está tan bien!¡Es una pena que yo no tenga dinero para hacerlo!"

Viajar nunca es una cuestión de dinero, sino de coraje. Pasé gran parte de mi vida recorriendo el mundo como un hippy y ¿qué dinero tenía entonces? Ninguno. Apenas tenía para el billete, pero aun así creo que fueron algunos de los mejores años de mi juventud: comiendo mal. durmiendo en estaciones de tren, incapaz de comunicarme por culpa del idioma, viéndome obligado a depender de otros incluso para encontrar un techo donde pasar la noche.

Después de mucho tiempo en la carretera, escuchando una lengua que no entiendes, usando un dinero cuyo valor no conoces, caminando por calles por las que nunca has pasado, descubres que tu antiguo Yo, con todo lo que ha aprendido, es absolutamente inútil ante esos nuevos desafíos y empiezas a darte cuenta de que, enterrado en el fondo de tu subconsciente, hay alguien mucho más interesante, aventurero, abierto al mundo y a las nuevas experiencias. 

Aleph. Paulo Coelho

Porque hay personas a las que nos gusta descubrirnos a través de viajes, ya sean a sitios cercanos o lejanos, caros o baratos. El destino no importa, de cada viaje se puede sacar algo nuevo, que no quedará sólo en fotografías o anécdotas, si no formando parte de uno mismo, haciéndose un hueco en la personalidad. Como dice Paulo Coelho, no es lo mismo cambiar de país, que VIAJAR. 

Iré haciéndole un huequito a Argentina...



martes, 3 de enero de 2012

Me han regalado una colonia nueva

No soy del tipo de personas a las que les gusta cambiar de colonia, me gusta que la colonia sea suave, que esté y sea necesaria, pero que no se anuncie con olores estridentes. Me gusta encontrar la colonia que se ajusta a mi personalidad y, porqué no, conservarla por mucho tiempo, como parte de mí. Así llevo comprándome la misma colonia desde la adolescencia. Este año, coincidiendo con el final del 2011, se me acababa el bote y decidí pedirla como regalo de reyes en mi casa, pero no la misma marca, sino una diferente a su elección. Cambiar de colonia y empezar el 2012 con una nueva.

Qué gesto más trivial y qué importante es para mí. No sé qué sorpresas me deparará el 2012, puede que sean buenas o puede que sean malas. Sólo estoy segura de la actitud con la que entro en él. Me siento más fuerte, con energías y ganas. Tras unas vacaciones sin descanso pero repletas de alegrías y buena compañía me he liberado del estrés y de repente lo que tanto me agobiaba hace una semana, ahora me lo apunto en la lista de tareas que abordar sin poner en duda si seré capaz de hacerlo. Este año no hubo mensaje de final de año en mi blog, como venía siendo costumbre, pero ahora traigo un pequeño mensaje de principios de enero: no es el final de año lo que marca el comienzo de nuevos proyectos, ni los nuevos proyectos los que definen los grandes cambios en tu vida: es la actitud con la que enfrentas lo que se avecina. Hace unas semanas vivía en este mismo país, en esta misma casa, conocía a la misma gente y me encontraba en la misma fase de mi doctorado, pero aun arrastraba un lastre de los obtáculos pasados meses atrás que me impedían apreciar mi vida sin echar la mirada atrás.

Algo ha cambiado en mi actitud que me hace tenerle menos miedo a mi vida aquí, quizá significa que me voy adaptando, quizá necesitaba unas vacaciones, quizá es sólo algo temporal. Sea lo que sea, tiene algo que ver con la decisión de cambiar de colonia. Cambios buenos se avecinan. El primero ya ha llegado: me siento más agusto en la que ahora es mi vida.

Feliz 2012 a todos y todas.