sábado, 12 de diciembre de 2009

Tiempo de decisiones

Sensación agridulce, mezcla de sentimientos. Creerse tan afortunada que da miedo el pensar en el día en que cambie esta suerte. Inquietarse porque hay que decidir, pero tener la suerte de poder decidir...

¿Qué se hace cuándo ya no puedes esquivar el momento de tomar una decisón?Y aun peor, cuando las dos opciones son buenas, pero de manera opuesta. Salir de tu ambiente normal te enseña muchas cosas, no sólo de la nueva cultura en la que te integras, si no también de tí misma. Descubres que para sentirte realizada hay muchas pequeñas parcelitas que completar. Por un lado está la realización profesional, sentirte útil, que te guste el trabajo al que dedicas tu tiempo; por otro lado está la felicidad que te aportan los momentos libres, los hobbies, las aficiones por actividades como leer, ver buen cine, viajar...Pero tanto una parcelita como otra no es suficiente si no estás rodeado de la gente a la que realmente te apetece ver a diario. Un mismo modo de vida puede ser fantástico o asfixiante, dependiendo de las circunstancias de cada uno.

Entonces, cuando debes decidir entre completar al máximo una parcela de felicidad o justo la contraria, ¿cómo se toma la decisión?¿Qué es mejor?¿Sentirse realizada profesionalmente, o renunciar a eso y tener una calidad de vida superior?¿Qué se hace con el miedo a la equivocación?

Es curioso como una situación complicada puede hacerte feliz. Mientras decido o no, disfruto imaginándome mi vida de diferentes formas.

Hoy podría decir que la libertad de elección es la clave de mi felicidad

1 comentario:

Juanma dijo...

Genial reflexión... Estoy seguro que sea cual sea lo que decidas, habrás decidido bien. Para mí, tomar una decisión es algo así como abrir una puerta y entrar a una sala llena de otras tantas puertas. Luego ahí podemos seguir disfrutando imaginando cuál será la siguiente en abrir, divagar qué pasaría si nos quedáramos en esa sala un largo tiempo, o incluso qué pasaría si volviéramos a salir por la misma puerta por la que hemos entrado... aún a sabiendas de que las cosas en esa otra sala habrán evolucionado. No me enrollo más con tanta puerta :P Un beso!