martes, 5 de mayo de 2009

Jugando a ser dioses...

Son muchos los debates que me han ido surgiendo a lo largo de este curso, estudiando un máster en Restauración de Ecosistemas. Hoy aprovecho esta entrada del blog para transmitir una seria preocupación...

Y es que desde que la sociedad ha entendido la importancia que tiene mantener la sostenibilidad de nuestros recursos y proteger el medio ambiente, la filosofía en nuestro estilo de vida ha cambiado, cada vez existe más concienciación y el sentimiento de protección de la naturaleza se expande rápidamente (reclamos medioambientales que aparecen continuamente en anuncios publicitarios, protestas ante actuaciones medioambientalmente incorrectas...).

Y aquí, en este último punto -actuaciones medioambientalmente incorrectas- es donde yo lanzo la voz de alarma. Y es que por fin la gente entendió que talar sin orden ni concierto nuestros bosques nos estaba llevando a una situación indeseable, que si seguíamos explotando todos los recursos naturales a este ritmo pronto nos quedaríamos sin bosques, sin suelos, sin un ciclo hidrológico bien regulado... En esto estamos todos de acuerdo, pero a partir de aquí hay dos formas de tomarse las cosas: una, interpretando que cualquier uso "forestal" es malo (cortar árboles, malo, gestionar un monte, malo...y así sucesivamente) y otra, interpretando que lo que hay que hacer es una gestión sostenible, donde se estudie y regule el punto de equilibrio que permite la regeneración natural del ecosistema.

Pues mi preocupación viene del sector que en seguida interiorizó la acción humana sobre la naturaleza como negativa, fuese de la forma que fuese, y cuya mayor preocupación ahora es intentar que la presencia humana en este planeta se note lo menos posible, cuando yo creo que, llegados a este punto, borrar nuestra huella totalmente es prácticamente imposible. Es tal el grado de antropización que ha sufrido nuestro entorno que conseguir paliar los efectos que el propio humano ha creado pasa, la mayoría de las veces, por un intervencionismo aún mayor que el que se ha hecho histórcamente y del que tanto se critica.

Pongo un ejemplo que me ha llamado especialmente la atención: para paliar los efectos que el cambio climático tendrá en la distribución de ciertas especies vegetales (a causa de los cambios de temperatura que se esperan), ha surgido una idea desde un círculo de investigadores que consiste en realizar una "migración asistida", es decir, proponen coger a las plantitas y llevarlas a zonas donde el clima modificado por el cambio climático sea beneficioso para ellas (o pensamos nosotros que será beneficioso para ellas). Pero...¿y las consecuencias negativas que estas introducciones pueden tener en los ecosistemas a los que se llevan las plantas?

Ideas como ésta me hacen plantearme que tal vez el "medio ambiente" no nos necesita tanto como nos creemos. Tal vez el secreto está en no creernos tan importantes (a la raza humana, me refiero). Ni para bien, ni para mal. Es decir, tan malo es que durante siglos y siglos nos hayamos creido dueños exclusivos de nuestros campos sin pensar en la perpetuación de los ecosistemas, como que ahora nos creamos dioses y juguemos a "arreglar" el daño que está hecho, eso sí, arreglarlo a nuestra manera y suponiendo que sabemos a la perfección lo que la naturaleza necesita. Sinceramente, me da miedo...Me da miedo que esta sensación de que lo podemos todo, de que todo se puede arreglar, nos lleve a estropear más aún. Por ejemplo, con los bonos de compensación ahora en auge hay países en los que puedes destruir ecosistemas en una parte si te comprometes a arreglar otro en cualquier otro lugar. ¿Soy la única que pienso que esta forma de intervenir es casi o tan egocéntrica como las que tanto se critican?

Cada vez cobra más fuerza la idea que tengo de que lo más sensato es volver atrás, recuperar viejas prácticas de cuando nuestros antepasados usaban la tierra pero no tenían fertilizantes, ni cultivos intensivos, ni máquinas compactadoras...Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que ahora se llama agricultura ecológica y que no es nada más y nada menos que copiar las buenas prácticas de antes?

Seamos parte de la naturaleza, no nos creamos su dueño.

3 comentarios:

Javier dijo...

Muy interesante, Marta. La verdad es que no lo había visto desde esa perspectiva, y pareces tener bastante razón. Como soy profano en estas cuestiones, tampoco juzgaré. jaja...

Un saludo!!

Henar* dijo...

Hace tiempo que entiendo todos los mecanismos referentes a la tierra, los ecosistemas, como un equilibrio, que es un estado dinámico, donde cuando hay más de un lado, hay menos del otro. La tierra tiende a equilibrarse, con y sin nosotros,la cuestión o el reto quizás sea si sabremos adaptarnos a ello. O querremos adaptar nuestro entorno. Ya sabéis, eso de que crisis en no sé qué idioma es la misma palabra que oportunidad, crisis medioambiental, crisis energética, crisis financiera, crisis alimenticia, ... ¿no es todo lo mismo?

María Alonso dijo...

Muy bonita reflexión, Marta. Mi madre me dijo que, desde mi blog, había llegado a un sitio donde se hablaba de la relación del hombre y la tierra y yo, asombrada al no tener ningún hipervínculo visible, vine a investigar.
Así que aquí te encontré! Intentaré aportar algo desde mi blog, próximamente (cuando pase más de una semana en el mismo país!).

Un beso fuerte